2014/08/25

Única regla: ser libre

Única regla: ser libre

No importa dónde despiertes, respiras el mismo aire. Sólo los paisajes detrás de la ventana son distintos, como tú y yo.
Hoy como nunca el aire respira con libertad los momentos vividos el día de ayer. Y ayer, pisando las  mismas piedras, de camino a ningún sitio, allá, donde la masa gris te pone las cadenas, escondiendo las llaves hasta la tarde, allá, donde cada alma, como una bolsa enorme con la mierda que te dan de desayunar, comer y cenar. ¿Sabes?, nos hacemos un poco más tontos, libertad existía en nuestras cabezas y corazones, era como el viento, tan fácil sentir, tan difícil atrapar. Pero la hemos cambiado por promesas vacías.
¿Sabes?, antes tenías razón, llamándome tonta … cuando sabía el precio de las cosas. Ahora, cuando comprendo que todo eso era polvo, ceniza, tan barato y sin importancia... tú te has rodeado con las mismas cosas. Y ahora, soy yo quien quisiera devolverte aquel sorbo de libertad que me diste, simplemente como una parte de ti, sin esperar algo a cambio. Y ahora te daría todo, solamente para que de nuevo pudieras respirar con libertad. Pero el caos siempre ha sido parte de ti.
Recuerdo, cuando tú no te aferrabas a las palabras hermosas depositadas en ti, eras poco más inteligente, como el universo: sin límites, libre, respirabas la verdad  y la justicia, pero ahora juegas con reglas ajenas, eres parte de aquel mecanismo enorme que atasca las mentes de las personas, haciendo de nosotros esclavos de papel. Ahora vas por los cadáveres, pisando, y es todo lo que has recibido a cambio de la ilusión de la felicidad y el éxito. ¡Qué difícil es en tu país ser humano, ser franco, y qué fácil es ser conducido!
Por la tarde regresas a casa, para ti ahora es una caja de 4 paredes,  y quitas todas las máscaras que ponías por la mañana, estando ante el espejo. La noche en la cama fría, es el castigo más terrible que podemos imaginar, a solas con nuestros propios pensamientos, como si te hubieses encontrado en el campo de batalla, y fueras el único enemigo ahí. Y así cada noche luchas, y a la mañana pierdes la guerra contra ti mismo, porque no todos somos estrategas buenos.
Despertar y respirar son los únicos actos libres que te quedaron. Vivir tu vida, vivir en tu país, donde en la cárcel había más libertad que afuera. Y no sé qué haya cuando amanezca, ni dónde estaré, pero sé que querría despertarme contigo, con el alma que nunca sabía de cadenas, que seguía la única regla… ser libre.


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