Inhalar contigo el coke,
es aún más divertido que ir a San Sebastían, Irún, Hendaye, Biarritz, Bayonne
o sentir nauseas en la Travesera de Gracia en Barcelona...
Y por qué? Porque nada se compara contigo.
Quizá porque en tu camisa azul te ves mucho más feliz que San Sebastián.
Tal vez, porque yo te amo.
En parte por mi amor por ti, en parte por tu amor por el yogurt
En parte por los tulipanes de naranja fosforescente alrededor de los abedules
En parte por el secreto y el misterio que adquieren nuestras sonrisas ante la gente y las estatuas.
Cuando estoy contigo es difícil creer que pueda existir algo tan inmóvil, tan solemne,
tan desagradablemente definitivo como una estatua mientras que estoy justo frente a ella.
En la tibia luz de las 4 en punto de Nueva York vamos a la deriva hacia adelante y hacia atrás.
El uno entre el otro, alejandose y acercandose, como un árbol respirando a través de sus cristales de color.
Y en la exposición de retratos, parece que en ellos se desaparecieron todos los rostros en absoluto, habiendo dejado sólo tinta de pintura.
Y de pronto te preguntas: Joder! Por qué, demonios, alguien los hizo en este mundo?
Te miro ... y preferiría mirarte a ti que a todos los retratos del mundo.
es aún más divertido que ir a San Sebastían, Irún, Hendaye, Biarritz, Bayonne
o sentir nauseas en la Travesera de Gracia en Barcelona...
Y por qué? Porque nada se compara contigo.
Quizá porque en tu camisa azul te ves mucho más feliz que San Sebastián.
Tal vez, porque yo te amo.
En parte por mi amor por ti, en parte por tu amor por el yogurt
En parte por los tulipanes de naranja fosforescente alrededor de los abedules
En parte por el secreto y el misterio que adquieren nuestras sonrisas ante la gente y las estatuas.
Cuando estoy contigo es difícil creer que pueda existir algo tan inmóvil, tan solemne,
tan desagradablemente definitivo como una estatua mientras que estoy justo frente a ella.
En la tibia luz de las 4 en punto de Nueva York vamos a la deriva hacia adelante y hacia atrás.
El uno entre el otro, alejandose y acercandose, como un árbol respirando a través de sus cristales de color.
Y en la exposición de retratos, parece que en ellos se desaparecieron todos los rostros en absoluto, habiendo dejado sólo tinta de pintura.
Y de pronto te preguntas: Joder! Por qué, demonios, alguien los hizo en este mundo?
Te miro ... y preferiría mirarte a ti que a todos los retratos del mundo.
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