Contigo... una noche en el teatro está tan silenciosa, allí, hasta que oigo, como se derriten los minutos, cayendo de tus labios con un suspiro fragil. Y yo... aquí en este escenario estoy, intentando de llenar una vida de dos... Contigo.
Los tintes del día son tan tristes sin ti, pero cuando comenzará la tarde y en el teatro se encenderán de nuevo la luz, en cuando lleguen los invitados en los trajes de noche y ocuparán sus lugares... Llegas tú, en tus jeans y una playera, buscando en el pasillo tu asiento 10. Y tú sabes que todas aquellas personas son simplemente unas sombras, unas decoraciones, y todo esto es para ti.
Porque ahora mismo, detrás del escenario azul hay alguien, quien te ha inventado, alguien, quien ahora querría tocarte a través de los poemas y papeles de los actores.

La luz de proyectores suavemente cae al escenario cuando empezaron a moverse decoraciones:
Acto 1.
Nadie va a las Arenas Negras por una necesidad vacía.... Terrible y desastroso allí el lugar. A miles kilometros, en el desierto se encuentran algunos oasis, cerca de los cuales hay unos templos antiguos de piedra. A cada uno, quien tocará la puerta pesada de cristal volcanico, abrirán... Pero no todos saldrán vivos de esta puerta. Contaban historias ... Que a cambio de oro y piedras preciosas, los sacerdotes pueden regalar un enorme poder de volver a los queridos, Y de vez en cuando abrían la puerta para los valientes, tontos y a los que ya desesperan vivir.
Ahora soy yo, uno de aquellos, que querian ser feliz, ahora soy yo, quien tira al brasero unas ramitas de enebro y enciendo el fuego. La oscuridad se levantó hasta el techo y deslizó por las columnas. Descalzo, estoy parado a pie en el suelo de piedra, en el roto círculo de la luz peliroja, sintiendo las miradas ávidas... miradas atentas... miradas burlescas... de los que han llegado a este teatro.
Mirando a esta llama, yo pensaba en ti, creandote en mi imaginación, con muchas ganas de tenerte viva.
Acto 2.

Sin abandonarme, voy a buscar los faros que han apagado, para ocultarte de mi vista para siempre, y te buscaré con los labios en un cuarto de humo.
Acto 3.
Hoy es un día, cuando han muerto todos los miedos, y se han dispersado todas las sombras dejadas por los proyectores. Mientras que yo te creaba, se fueron todos aquellos, que estaban como las decoraciones media vivas al lado tuyo. Y es cuando me cierro mis ojos y me volaré, allá, donde la música mia está. Aunque las letras nos han dejado, las frases desnuden a los cuerpos y eso... Por la noche una pregunta: "¿Donde estás?" , por la mañana : "¿Donde estoy?"
Fin.
Y tumbarme a la cama artificial, cuando apaguen las luces y cierren la cortina, y pensar de tí, porque aquí te tengo de vuelta en mi nueva obra. Porque solamente aqui estás viva. Porque contigo, una noche en el teatro... es tan silenciosa, allí, hasta que oigo, como se derriten los minutos, cayendo de tus labios con un suspiro fragil.
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