
Tenemos una regla: no mentir, no someter y no buscar las justificaciones. Pruebalo, quizás resultará algo. Y seguramente es necesario agarrar el corazón y ponerlo al asfalto, como si él es una pelota del rugby y tirarlo allá, donde el horizonte encola el cielo con la tierra. Si lo encuentran, aquí está tu felicidad. Si no, aquí está la búsqueda tuya. ¿Y quien dijo que los corazones no se encuentran en la calle?
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